Cuando
Sam se dispuso a abandonar la casa de los McKenzie, su intención era ir directo
a la suya, pero en cuanto entró al Dver
cambió de opinión y se dirigió a Kelten. Una vez en el centro comercial,
comenzó a caminar sin un rumbo fijo y pensando en lo que acababan de decirle
Peter y Anne. Tal vez si ella iba a hablar con Kenny e intentaba convencerlo de
que estaba en un error y que debía ir en busca de su esposa y sus hijos, las
cosas aun tuviesen remedio. A pesar de que iba inmersa en sus pensamientos, se
detuvo en cuanto sintió la presencia a pocos pasos de ella y levantó la cabeza
para encontrarse con unos conocidos ojos color miel.
-
Mala idea
-- dijo Armel después de unos
segundos
-
¿Cómo dices?
Pero
él no le contestó sino que la tomó por el brazo y la condujo hasta un café
cercano, entraron, se sentaron en una mesa cerca del ventanal y cuando
aparecieron ante ellos los cafés que Armel había ordenando sin consultarle nada
a ella, Sam lo miró en forma inquisitiva.
-
Armel…
-
Escucha Samantha, ir a ver a Kenneth lejos de resolver
algo, lo que puede es ocasionarte más problemas de los que puedes
enfrentar -- y ella lo miró con los ojos muy abiertos
-
¿Cómo sabes…
-
El escándalo que
llevabas en tu cabeza era muy difícil de ignorar
-
Creí que no
escuchabas nada cuando estabas en lugares como este --
dijo ella recuperando la compostura
-
Normalmente no lo hago, pero cuando vi a cierta
Arzhaelí que suele meterse en mucho problemas cuando está sin supervisión, no
pude evitarlo -- dijo con cierto tono de diversión que no se
le escuchaba con frecuencia
-
Siento que de algún modo esto es mi culpa y que debo
hacer algo -- dijo Sam después de unos segundos de remover
distraídamente su café
-
Pero no lo es y lo sabes, como sabes que no hay nada
que puedas hacer -- hizo una ligera pausa y luego agregó -- Así
como no puedes evitar que el sol salga y se ponga a diario, del mismo modo no
puedes evitar que los hombres se enamoren de ti. En algunos casos será amor
real y en otros solo el efecto de tu sangre, pero ni en uno ni en otro podrás
hacer nada.
Sam
bajó la cabeza y pensó que todo era muy injusto. Ella amaba a los McKenzie,
eran su familia y solo quería verlos felices. Sintió que Armel colocaba un dedo
bajo su mentón para elevar el rostro y con un pañuelo que tenía en la otra mano
le secaba las lágrimas que no sabía que estaban allí.
-
Es sábado en la tarde, deberías estar con tus hijos y
con tu familia en lugar de estar aquí torturándote innecesariamente. McKenzie
es un hombre, de modo que debe buscar cómo resolver su problema él, no tú
-
¿Y podrá hacerlo?
-
Eso no puedo responderlo yo
-
¿Por qué tuvo que sucederle esto a él? ¿Por qué no
podía ser de los que no le afecta lo que soy?
-
Vamos señora Cornwall, sabe perfectamente que a todos los hombres…
-
No es cierto -- lo
interrumpió ella
-
Por supuesto que sí, a menos que tengan en sus venas
sangre no humana
-
No, no es así
-- porfió ella -- A
ninguno de ustedes les afecta lo que soy, es decir, ni a Jonathan, Alaric,
Garlan, Jason o tú por mencionar solo algunos.
-
Te engañas tristemente Samantha porque a todos nos
afecta, lo que sucede es que en el caso de Alaric, Garlan y yo, tenemos mucha
más experiencia y un mayor control de nuestras mentes. En el de Jonathan, que
está sinceramente enamorado de Daira, lo que anula por defecto tus encantos a
menos por supuesto que decidieras desplegarlos en forma indiscriminada, y con
eso solo conseguirías atraerlo mientras estés ejerciéndolos pero eso no sería
amor. Y en el último caso que mencionaste, Jason y cualquier otro, por si no lo
has notado simplemente procuran con mucho ahínco no acercársete, primero porque
saben a lo que se exponen y segundo por simple instinto de conservación, ya que
todos saben que Cornwall es peligroso y que no dudaría ni un segundo en
hacerlos polvo.
-
Armel por favor, Giulian no… --
pero calló cuando él elevó una ceja
-
¿No?
Luego
de unos minutos más, Sam le dio las gracias y se despidió encaminándose hacia
el Dver pensando que Armel tenía razón y lo mejor que
podía hacer era ir a casa. Un momento después Armel también abandonó el local,
y una imperceptible sonrisa se dibujó en sus labios mientras pensaba que quizá
tenía mejor opinión de ciertos individuos de la que éstos tenían de él.
-
Espero que lo que acabo de presenciar no signifique lo
que estoy pensando Armel Haider
-
No seas imbécil McEwan, aunque supongo que eso es
pedirle demasiado a los Dioses
-
Escúchame Armel…
-
No, escúchame tú a mí. Que pienses ya es peligroso,
pero que encima pienses mal es una estupidez. Así que hazme y hazte un favor, no pienses.
Dicho
esto lo hizo a un lado y siguió su camino, mientras que Garlan a pesar de la
reciente recomendación estaba pensado
cualquier cantidad de barbaridades, aunque unos minutos después también se dijo
que Armel Haider era uno de los Arzhaelíes más ecuánimes de la Orden y que tal vez estaba
exagerando. Sin embargo, una odiosa vocecita insistía en recordarle que
ecuánime o no, seguía siendo hombre. De modo que se propuso estar alerta porque
no pensaba permitir que nadie le arruinase la vida a la Niña más de lo que ella misma
lo había hecho al casarse con Cornwall.
Sam
llegó a su casa y se fue derecha a buscar a Giulian, pero éste se encontraba en
el jardín, y de hecho todos estaban en el jardín. Sus padres, los niños, Danny,
Di, Aderyn, Gail, Iván, Elar y Mael. Sam lo pensó un momento pero decidió que era mejor que lo
supieran de una vez.
Después
de saludarlos a todos y besar a los niños, se sentó al lado de su esposo y le
tomó la mano. Giulian la conocía lo suficiente como para saber que algo muy
serio la preocupaba, de modo que soltó su mano y la abrazó. Cuando comenzó el
relato, Sam sintió como su marido se tensaba, sin embargo no la soltó y escuchó
pacientemente hasta el final.
Las
reacciones fueron diversas. Elar no sabía qué pensar, Iván lamentó el desenlace
pero le preocupaba más lo que vendría a continuación. Dan y Amy permanecieron
tan imperturbables como Mael. Aderyn, Gail y Danny tenían cara de asombro, Diandra
tenía el entrecejo fruncido, y Giulian se limitó a acariciar el cabello de su
esposa.
-
¿Cómo no me di cuenta?
-- preguntó Aderyn sorprendida
-
Realmente Aderyn --
dijo Gail -- eres tú la que siempre se da cuenta de esas
cosas.
-
Supongo que estaba muy ocupada viendo como se
enamoraban éstos dos -- dijo señalando a Giulian y a Sam
-
La verdad que esto es algo que no me esperaba, aunque
en realidad no podemos decir que no supiésemos nada --
dijo Danny
-
¿Qué? -- preguntó Gail
-
Recuerda que cuando Kenny fue Clever House, dijimos
que entre Casander y Kenny, Kenny era el menos malo y el cachorro dijo algo
como que… -- pero se interrumpió intentando recordar
-
Que el menor de dos males seguía siendo un mal -- completó
Mael que recordaba perfectamente cada segundo de la vida de Samantha
-
¡Pero eso fue hace años hombre! --
exclamó Gail -- Y luego se enamoró de Anastasia, así que
pensé que solo se trataba de lo usual
-
¡Claro! -- exclamó a su vez Aderyn
-
¿Claro qué?
-- preguntaron Danny y Gail
-
Nosotras también lo pensamos, pero igual que ustedes
después pensamos que era por su sangre y nada más ¿recuerdas Di?
Pero Diandra estaba perdida en sus propios recuerdos,
e Iván que había estado mirando a Giulian porque ambos recordaban la discusión
que él sostuvo con Vlad y con Giulian en esa oportunidad, dejó de vigilar a
Giulian y miró a Diandra cuyas mejillas se habían coloreado.
-
Yo sí lo sabía
-- dijo ella para asombro de casi
todos.
-
¿QUE? --
preguntaron varias voces
-
Hace años, escuche una conversación que se supone no
debí haber escuchado entre Peter y Kenny. En ella Kenny le contaba que le
gustaba una chica, pero que estaba horrorizado porque era apenas una niña.
Cuando Kenny dijo de quien se trataba, debo decir -- y
aquí bajó la mirada evitando la de Giulian
-- que no pude evitar estar de
acuerdo con Peter, él le dijo a Kenny que Sam era perfecta para él, y la verdad
me hacía mucha ilusión verlos como pareja. Eso fue pocos días después que Kenny
llegó a Clever House, y recuerdo que Aderyn y yo hacíamos todo lo que podíamos
para que ellos pudiesen estar a solas, aunque Vlad y Giulian no lo hacían
fácil. Pero después empezó a interesarse por Anastasia y bueno… ya todos
sabemos como terminó todo.
Se
había hecho un asombrado silencio, que Danny se encargó de romper.
-
¿Di, por qué
nunca me contaste todo esto?
-
No estoy muy segura, pero a partir de ahí las cosas
comenzaron a suceder muy de prisa y se volvieron muy confusas. Fue cuando
atacaron Clever House y tuvimos que ir a Arx, toda la persecución que vivían
los Arzhaelíes y bueno después de eso Kenny anunció su boda con Anastasia y
supongo que pensé que ya no valía la pena.
Todos
estaban repasando los eventos que Diandra les había traído a la memoria,
incluidos Dan y Amy basados en lo que Giulian, Iván y los chicos les habían
contado.
-
Giulian -- dijo Diandra avergonzada -- eso fue hace mucho tiempo, de verás estoy
muy contenta de que Sam se haya casado contigo, y en cualquier caso ella nunca
le habría hecho caso a Kenny, porque después nos enteramos que siempre estuvo
enamorada de ti según Aderyn.
-
Lo sé Di, no te preocupes -- dijo
Giulian sonriéndole para tranquilizarla
-
Bueno, al menos fuiste más valiente que mi cuñado y no
te dejaste amilanar por eso de la edad, aunque tú… ¡auch! -- y no pudo continuar por el violento codazo que
le propinó Aderyn.
-
Si Gail ya entendí – dijo Giulian -- y no
te preocupes Aderyn, no se me ha olvidado y supongo que a ti tampoco, que esa
fue una de las razones por las que me costó tanto aceptar lo que siento por
Sam.
El año
seguía su curso y los Arzhaelíes continuaban en sus actividades habituales. Una
tarde Kenny se encontró con Giulian en uno de los pasillos de la Sede. Esto no era nada
inusual ya que se veían a diario, pero en esta ocasión, Kenny aprovechó que Sam
no se veía por ningún lado y le dijo a Giulian que quería hablar con él. Esto no
le sentó nada bien a Giulian, le había prometido a su esposa mantenerse alejado
de Kenny, pero en este caso era McKenzie quien lo estaba buscando, de modo que no
estaba faltando a su promesa, y se metieron en una oficina vacía para
conversar.
-
¿Y bien, qué sucede?
-- preguntó Giulian
-
Quería ser yo quien te lo dijera -- comenzó
Kenny -- Anastasia y yo… bueno… ella regresó
con sus padres a Rusia.
Giulian
que se había sentado con su habitual indolencia, con los pies sobre el
escritorio, no dijo nada y se limitó a mirarlo. De modo que Kenny continuó.
-
Lo que ella insinuó la otra noche es cierto.
-
¿A qué te refieres? Porque lo que yo recuerdo es que
estuvo a punto de insultar a MI
esposa.
Giulian
dijo aquello sin alterarse, pero acentuando el posesivo. Mientras que Kenny
pensaba que aquello no iba a ser tan fácil.
-
Sabes a lo que me refiero Giulian. Yo estoy enamorado
de Samantha -- por fin lo había dicho
-
Pues lo siento por ti, porque ella es mía y así va a
seguir siendo.
La
arrogancia de aquel hombre lo descomponía. Era cierto que lo que le estaba
diciendo era la peor cosa que se le podía decir al esposo de una mujer, pero no
esperaba esa reacción.
-
No hables de ella como si fuera una cosa --
dijo Kenny -- He hecho muchas
estupideces en mi vida, pero la mayor es no haber intentado tener una relación
con Samantha. Pensé que era una niña entonces, cosa que obviamente a ti no te
detuvo.
Una
sonrisa maligna se dibujo en el rostro de Giulian, porque Kenneth podía decir
lo que quisiera, pero la realidad era que Sam le pertenecía y él no iba a poder
cambiar eso.
-
Ya sé que ella es tu esposa, y por mucho que me duela
te ama. Pero quiero que sepas que si le haces daño, si te equivocas, yo voy a
estar ahí y aprovecharé cualquier oportunidad que se presente para ganarme su
afecto.
Hasta
ahí le llegó la paciencia a Giulian. ¿Aquel infeliz lo estaba amenazando? Se
levantó y se colocó peligrosamente cerca.
-
Escúchame bien McKenzie
– dijo con voz fría -- si te veo cerca de mi mujer por otra cosa que
no sea trabajo, tendrás que comprarte otra cara. Si tengo la más mínima
sospecha de que intentas algo con ella, te hago pedazos. ¿Está claro?
Ahora
le llegó el turno a Kenny de sonreír.
-
Ya estás advertido, si tengo la oportunidad no la
dejaré pasar de nuevo.
Aquello
ya fue demasiado. Lo agarró y lo estampó contra la pared, pero para suerte de
ambos Dan abrió la puerta.
-
¿Qué está sucediendo aquí?
La
pregunta era completamente retórica, porque viendo quienes estaban allí, y la
actitud amenazante de Giulian, tenía muy pocas dudas de cuál podía ser el problema.
Giulian soltó a Kenny y éste salió de la oficina.
-
¿Estás loco Giulian?
-
¿Yo? Ese cretino vino a amenazarme --
vociferó -- ¿Qué se suponía que hiciera?
-
Giulian, el chico está pasando por un mal momento y…
-
¡Al demonio con eso! Nada le da derecho a venir a
decirme que piensa quitarme a mi esposa
-
Giulian no seas necio, eso no…
Pero
él no lo dejó concluir y dándole un empujón salió como un vendaval. Dan pensó
que las cosas podían ponerse muy mal.
Cuando
Kenny abandonó la oficina, se dirigió hacia la salida pero al llegar al final
de las escaleras y cuando se disponía a atravesar el patio central, se sintió
aferrado por los brazos y unos segundos después estaba fuera de Arx.
-
¿Qué demonios…
-- se detuvo al ver a quien tenía
en frente -- ¿Mael? ¿Qué sucede? ¿Por qué… --
pero hizo silencio al verle los ojos
Kenny
había presenciado la transformación de Mael en un par de oportunidades, pero
había sido en batalla. Sin embargo, era una información por todos conocida, que
cuando sus ojos cambiaban de aquella forma era signo inequívoco de peligro. De
modo que dio un paso atrás y aferró su Gwialen. No obstante, fuera del
fulgurante destello de sus ojos, nada más cambió en Mael y hasta su voz seguía
siendo serena.
-
Kenny, te conozco desde que era un niño, es mucho lo
que tengo que agradecer a tu familia, Jonathan es como mi hermano, estoy unido
a Aderyn y a Diandra por un juramento de sangre, de modo que son casi tan
hermanas mías como si hubiésemos compartido el mismo vientre, pero a pesar de
todo eso, te juro que si le causas el más mínimo daño a la Nena y aunque he jurado
respetar la vida humana, no lo pensaré para suprimir la tuya.
-
¿De qué hablas? Yo amo a Samantha y jamás le haría
ningún daño
-
Si realmente la amas, entonces deja a Giulian en paz
La
expresión de Kenny varió en forma sensible. Desde que había reconocido ante sí
mismo lo que había intentado negar sin éxito, había comenzado a crecer su
antipatía por Giulian, ya que lo culpaba en forma directa por no haber podido
concretar nada con Samantha. Había comenzado a
recordar las muchas veces que evitó que estuviesen solos por ningún
período de tiempo, y aunque quizá en ese entonces lo atribuyó al lógico celo de
un padre, ahora sabía que el muy desgraciado e hipócrita ciertamente estaba
celoso, pero como hombre y no como padre. Sin embargo, y a pesar de verlo como
el obstáculo que lo separaba de Samantha, no era estúpido y no iba hacerle
nada, pero pensaba que siendo como era, él mismo cometería el error final que
le dejaría el camino libre y como le acababa de decir, él estaría allí para
hacer lo que no había hecho antes. Pero finalmente desplazó su ira hacia la
persona equivocada.
-
No te metas en esto Mael, no es tu asunto
Dijo
eso y le dio la espalda, lo que fue un error porque al segundo siguiente estaba
tirado en el piso y Mael le sujetaba el cuello.
-
Es mi
asunto si afecta de algún modo a la
Nena ¿está claro?
-- le dijo mientras lo elevaba
hasta dejarlo de pie y Kenny lo miró furioso
-
Ya renuncié a ella una vez porque la veía muy joven,
mientras que tú simplemente no tuviste el valor de luchar por ella, así que no
vengas ahora… -- estaba diciendo en forma venenosa
Esto constituyó
su segundo error, porque eso le valió un par de dolorosos puñetazos después de
lo cual Mael volvió a sujetarlo por el cuello ignorando que sangraba
profusamente por la nariz y la boca.
-
Escúchame bien Kenneth McKenzie porque no te lo voy a
repetir, mis motivos son míos y evidentemente no estás en capacidad de
comprenderlos, pero lo que te interesa saber es que si interfieres de cualquier
manera en la relación de Giulian y Samantha, no permitiré que él te mate porque
él terminaría en Fangelsi y ella sufriría por eso, pero te conviene recordar
que yo no tengo nada que perder y si tengo que matarte para asegurar su
felicidad, nada va a detenerme.
Lo
tiró en el piso y un segundo después había desaparecido. Los Krigers que
estaban de guardia a las puertas de Arx se miraban con consternación. En
primera instancia como aquellos dos sujetos estaban fuera de la ciudadela no
podían intervenir, y aun si hubiesen estado del lado adentro y aunque se
suponía que debían impedir los pleitos y mantener el orden, dudaban que lo
hubiesen hecho porque a nadie en su sano juicio se le habría ocurrido intentar
detener a Mael Berserker así estuviese masacrando al mismísimo Eowaz. Sin
embargo, una vez que él desapareció uno de ellos comenzó a caminar hacia Kenny,
pero antes de que llegase, el Arzhaelí había desaparecido también.
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