El día
del cumpleaños de Brendan, Sam, Amy y Elar se esmeraron mucho en la decoración
del jardín, y como estaban en plena primavera la naturaleza las ayudó mucho.
Giulian se quejaba en todos los tonos diciendo que aquello sería un campo de
batalla y amenazando con suprimir todas las futuras celebraciones de los
cumpleaños de sus hijos, pero su mujer no era nada compasiva y lo demostró una
vez más durante el desayuno de ese día.
-
De acuerdo Giulian, cursaré un aviso a todos
informándoles que hemos suspendido la reunión ¿te parece bien? -- le preguntó con su voz más dulce
La
cara de Giulian era digna de concurso y los presentes tuvieron que hacer un
enorme esfuerzo por no reír, ya que el individuo tenía expresión de horror y
parecía cercano a sufrir un colapso.
-
¿Has perdido el juicio? --
preguntó cuando logró rescatar su voz
-
¿Por qué?
-- preguntó ella en forma
inocente
-
¡No puedes hacerle esto a mi hijo! -- dijo enfrascándose a continuación en una
furiosa diatriba en defensa de los derechos del chico, y tarde cayó en la
cuenta de que todos estaban riendo
-
Una excelente actuación señor Cornwall, has estado
haciéndome la vida miserable todos estos días fingiendo de manera muy
convincente una indignación que estabas muy lejos sentir, así que no te quejes
cuando alguien te haga lo mismo -- y dicho esto se levantó para abandonar el
comedor
-
¡Samantha Douglas!
-
Ah, es Cornwall cuando te conviene y Douglas cuando
no, cretino -- le dijo Amy y también abandonó el comedor en
compañía de Elar
-
Olvídalo Giulian, si no puedes contra ellas, y no
puedes, entonces lo mejor que puedes hacer es unírteles --
dijo Dan sabiamente e intentando no reír de forma muy escandalosa
-
Y yo en tu lugar lo haría con la boca convenientemente
cerrada, suponiendo que quieras mantenerte entero -- le aconsejó Iván
-
Tú te hiciste esa cama G, ahora intenta dormir en ella y no morir en el intento --
agregó Mael con una sonrisa maligna
Cada
vez que Mael quería fastidiarlo lo llamaba de la misma forma que lo hacía su
hijo, ya que Giulian protestaba a diario diciendo que era imposible que un
chico que había aprendido a hablar casi primero que a caminar, no fuese capaz
de llamarlo por su nombre. Pero como todos sabían que Giulian protestaba por
deporte nadie le hacía mucho caso, con excepción de Mael que gustaba de
fastidiarlo de vez en cuando por ese asunto.
No
obstante, e independientemente de que Giulian se quejase solo por molestar, era
un hecho cierto que lo que decía no carecía de veracidad, de manera que
teniendo en cuenta que los pequeños ángeles
a medida que crecían se volvían más audaces y peligrosos, tomaron algunas
medidas de seguridad extra.
Mael
se encargó de levantar un cerco de energía que les impidiera abandonar los
límites de los jardines, evitando con ello posibles y furtivas incursiones al
bosque, mientras que Amy había hecho más o menos lo mismo alrededor del lago.
De modo que aquellos dos puntos que representaban un peligro potencial, habían
quedado vetados para los chicos.
Alrededor
de las cuatro de la tarde, habían comenzado a llegar los invitados, por
supuesto esto no aplicaba a la señorita McKenzie que había llegado casi antes
de que nadie se levantase en Averdeen,
y en el caso de Dreo y Vladimir habían dormido la noche anterior allí.
Los
pequeños correteaban por el jardín, mientras Giulian no perdía de vista a
Gemdariel porque con casi año y medio y a pesar de su discapacidad, era casi
tan inquieta como sus hermanos y en ese momento intentaba por todos los medios
posibles tirar al pobre Nathaniel que se esforzaba en limpiarle la carita llena
de dulce. Giulian caminó de prisa al ver que los gemelos Douglas tenían todas
la intenciones de apartar a Nathaniel con su delicadeza característica. Aquel par de individuos le había dado
otro significado a la palabra amenaza porque casi nadie los escuchaba decir
nada nunca, pero sin duda se hacían sentir de forma muy efectiva, y era un muy
mal asunto que estuviesen junto al otro par de gemelos, ya que era algo que
generalmente terminaba en desastre para cualquiera que estuviese cerca. Pero a pesar
de la prisa que se dio Giulian, ellos estaban más cerca y tiraron a Nathaniel
para luego sujetar a Gemdariel y apartarla de él. Aquello no era ninguna
novedad y ya todos habían notado el celo con el que aquellos dos pequeños
sujetos trataban a la trilliza, y al que generalmente le iba peor era a Garlan
que sufría los injustos ataques de ellos y de los gemelos Cornwall cada vez que
tenía en brazos a Gemadariel.
En
aquel mismo momento, Sam había interceptado una mirada peligrosa justamente en
sus gemelos y se dirigía hacia ellos con el fin de evitar lo que pretendían,
pero antes de llegar vio que Darien había comenzado a vomitar. Iván que también
lo había visto y aunque estaba más lejos, llegó primero que ella hasta el
chico.
-
¿Qué tiene?
-- preguntó Sam en cuanto los
alcanzó
-
Nada, no te preocupes linda --
dijo Iván mientras limpiaba la boca del niño -- Es
solo que se estaba comiendo esto --
agregó señalando algo que parecía un trozo de ponqué
Y a
Sam le bastó un rápido vistazo para comprender. Los gemelos no comían nada de
chocolate ni nada que lo contuviese aunque fuese en mínimas cantidades, y
evidentemente el niño había comenzado a comer aquel dulce inadvertidamente y al
sentir el chocolate con el que estaba relleno había comenzado a vomitar.
Una
vez que Iván terminó de limpiar a Darien, ambos echaron a correr y Sam no tuvo
ocasión de decirles lo que había tenido intención de advertirles, de modo que
arrugó el ceño mientras los veía alejarse e Iván le sujetó el rostro.
-
Sabes que está bien, así que esa carita debe obedecer
a otra cosa
-
Pensaban tirar el pastel --
dijo ella e Iván rió
Otro
asunto que los gemelos odiaban con vehemencia era la crema batida y siendo que
los pasteles de cumpleaños normalmente la llevaban, los angelitos no podían ni
verlos. Pero antes de que Iván dejase de reír un grito los hizo volverse con
rapidez.
Por
alguna razón que nadie sabría nunca, Aelig acababa de halar los cabellos de
Galadriel y antes de alguien pudiese moverse siquiera, Elijah lo había hecho
apartando a su hermana de la niña, pero en el proceso había derribado a Aelig
que en aquel momento lloraba porque se había golpeado con una silla.
Kenny
se había acercado corriendo a levantar a su hija, mientras Anastasia miraba con
ira hacia donde estaban Elijah y Galadriel. Diandra que aun no le perdonaba a
la chica su forma de expresarse con respecto a Sam, le sujetó un brazo a la
chica y se acercó a su oído.
-
Te sugiero mantener la boca cerrada si no quieres
acabar mal, porque Eli solo defendía a
su hermana de tu hija -- le advirtió
Y bien
fuese por lo que acababa de decirle Di, o por la peligrosa mirada de aquellos
ojos esmeralda que le recordaban a los del padre de la criatura, Anastasia
guardó silencio y el incidente no pasó a mayores. Sin embargo, el resto de la
tarde Anastasia tuvo la incómoda sensación de estar siendo vigilada, y
ciertamente no se equivocaba, ya que varios pares de ojos la miraban con muy
poca simpatía. Y en el caso de Aelig aunque aun era pequeña, de algún modo
sabía que lo que había hecho podía costarle algo más que una caída, ya que
sabía desde siempre que Elijah no la quería y acababa de despertar neciamente
su ira.
Tanto
Sam como Mael percibieron todo esto y de manera independiente pero sincronizada,
ambos se dirigieron hacia su hijo. Elijah ya había dejado a Galadriel junto a
sus hermanas y se dirigía hacia Brendan cuando vio que su madre caminaba hacia
él y sintió a su padre que se acercaba por otro lado, de modo que se detuvo y
esperó. Sam y Mael alcanzaron a Elijah
casi al mismo tiempo y ambos se arrodillaron frente al chico.
-
Cariño, ya debes saber que cuando los niños juegan a
veces suceden estas cosas, de modo que…
-
Ella no estaba jugando mamá -- la interrumpió él
-
Aun suponiendo que no fuese así, un caballero no
lastima a las damas hijo -- intervino Mael
-
Sé que no quisiste lastimarla… -- dijo rápidamente Sam pero el niño la
interrumpió de nuevo
-
Sí, sí quería
-
Elijah, entiendo tu molestia porque a mí tampoco me
gusta ver que nadie haga daño a quienes amo, y aunque siempre querrás proteger
a tus hermanos, también debes aprender a respetar a las niñas y a no
agredirlas -- le dijo Mael
-
¿Aunque esa niña sea mala?
-
Cielo Aelig no es mala, solo cometió un error
Para
ambos fue evidente que habían llegado a punto muerto, porque sintieron que
Elijah se cerró y aunque hasta hacía un momento habían sentido su ira, a partir
de allí adoptó una actitud de fría indiferencia.
-
Elijah…
-
Ya entendí papá, no debo lastimar a las niñas -- lo
interrumpió -- ¿Puedo irme?
Sam
miró a Mael con consternación, pero el chico autorizó a su hijo para marcharse
y después la ayudó a ponerse de pie.
-
No te angusties Nena, conversaré con él nuevamente
acerca de esto. Ahora está molesto y puede resultarle más difícil de entender,
pero cuando se calme verás que todo se soluciona
-
No sé Mael, Elijah desde siempre se ha mostrado muy
poco tolerante con Aelig, posiblemente no le es simpática pero no alcanzó a
entender por qué.
Mael
le habría dicho que podía suprimir el posiblemente
porque él estaba positivamente seguro de no solo no le era simpática sino que
no la quería ni un poco, aunque él tampoco sabía la razón para aquel rechazo.
Sin embargo, no dijo nada y se propuso averiguarlo porque no era frecuente que
los niños desarrollasen estas antipatías a tan temprana edad, pero Mael estaba
muy consciente que su hijo era un Berserker y no debía perder de vista su
instinto.
Más
allá, Anastasia estaba a punto de decirle a Kenny que quería marcharse cuando
el corazón se le detuvo. Ella había hecho todo cuanto había podido por quitarle
a su otra hija la obsesión que parecía sentir por la peligrosa y nada
recomendable compañía de los gemelos Cornwall y Douglas, pero la pequeña
Eurielle se empeñaba con el mismo ahínco que su madre se empeñaba en lo
contrario, en permanecer al lado de esos individuos.
-
¡Kenny! -- gritó Anastasia
Al
escucharla, varias cabezas se volvieron para luego seguir la dirección de su
mirada y entendieron la razón de su grito. En ese momento Darien y Derian
habían saltado desde la balaustrada sujetando a Eurielle entre ellos mientras
la niña reía. Aquello era algo que había sucedido muchas veces, solo que como
Anastasia evitaba asistir a las reuniones no había tenido oportunidad de presenciarlo
antes. Ya todos estaban cansados de decirle a los gemelos que no hicieran eso,
porque si bien era poco probable que a ellos les ocurriese algo, siendo como
eran muy pequeños aun, podían dejar caer a Eurielle.
Como
en ese preciso instante Kenny estaba atendiendo a Iker que se había caído
lastimándose las rodillas, fueron Jonathan y Danny los que se elevaron en el
aire, sujetaron a los niños y los devolvieron a tierra. Una vez que pasó la
conmoción y que Eurirelle volvió a escapársele a su madre, Aelig sujetó a
Anastasia evitando que fuese tras su hermana.
-
Déjala mamá,
siempre es igual
-
¿Cómo dices?
-
Volverán a hacerlo
-
¿Quieres decir que esto sucede siempre?
-
Sí
-
¿Y tu padre no hace nada?
-
No
Anastasia
sintió una furia enorme y aunque tenía muchos deseos de marcharse, sabía que
Kenny no le permitiría llevarse a los niños y ciertamente no iba a dejarlos
allí sin supervisión adecuada, de modo que se quedó. Sin embargo, Mael que
había seguido con atención la conversación de madre e hija, se dedicó a vigilar
a los gemelos para impedir que aquello volviese a ocurrir, al menos ese día.
El
resto de la tarde transcurrió sin incidentes. Hacia el final de ésta, y cuando
ya comenzaba a oscurecer en un momento de tranquilidad en el que los niños
estaban reunidos alrededor de una alegre fogata, los adultos conversaban
sentados alrededor de una enorme mesa pero sin
dejar de vigilar a los pequeños.
La conversación había derivado hacia los sucesos del hospital y el
Instituto, y todo habría seguido de forma normal de no haber sido porque Peter
miró con cariño a Sam e hizo un comentario que hubiera sido mejor no hacer.
-
Nunca podremos agradecerte bastante Sam -- dijo sonriéndole --
primero nos devolviste a Aelig, y si no hubiera sido por ti quizá Kenny
habría muerto en dos ocasiones ya.
Ante
aquello, Anastasia que casi no había participado de la charla, reaccionó con
suprema ira.
-
En primer lugar y de no se por Ellos, no habrían secuestrado a mi
hija -- dijo con voz venenosa -- y
segundo, si Mi marido no se empeñara
neciamente en arriesgar la vida por Ella,
no habría necesitado ser salvado
Se
hizo un pesado silencio alrededor de la mesa. Los McKenzie en general incluida Daira,
miraban a Anastasia con una mezcla de asombro y disgusto. Amy que inicialmente
había sentido pena por la chica, ahora la miraba con ira contenida. Dan no la
miraba a ella, miraba a su hija y a Giulian. Danny tenía cara de confusión y
Gail de profundo disgusto. Iván miraba a Giulian preparado para detenerlo si
fuese necesario. Giulian miraba a Kenny con una expresión indefinible. Kenny
miraba a Sam y se veía terriblemente avergonzado. Sam no miraba a nadie en
particular, y tenía una expresión hermética. Y Jonathan miraba a Mael que a su
vez tenía la mirada clavada en Anastasia, por lo que fue el único que percibió
el posible peligro que corría su cuñada, que de haberlo notado, sin duda habría
corrido muy lejos de aquella asesina mirada esmeralda.
-
Les pido disculpas por lo que acaba de decir Anastasia --
dijo Kenny muy avergonzado
-- desde el secuestro no se
encuentra muy bien.
-
Soy perfectamente capaz de disculparme si hubiera
necesidad de hacerlo, pero no la hay
-- dijo ella con ira
-
Basta Anastasia,
haz el favor de callar si no tienes nada bueno que decir --
dijo Anne usando el mismo tono que empleaba para reprender a sus hijos
-
¡Todos están ciegos!
-- exclamó Anastasia -- No
se dan cuenta que ella no es más que una…
-
¡Anastasia!
-- le gritó Kenny poniéndose de
pie y agarrándola por un brazo, lo que fue afortunado porque ya Mael estaba
tras ella
Diandra
se había puesto violentamente de pie al igual que Giulian, con la diferencia de
que ella tenía su Athame en la mano y Danny tuvo que detenerla.
-
Anastasia, aquí eres una invitada y has sido tratada
con la cortesía que corresponde, pero mientras estés en mi propiedad, te esforzarás por ser amable y muy cuidadosa con la
forma como te expresas de mi esposa,
o podría olvidar que sigo siendo un caballero
-- dijo Giulian con voz acerada
Kenny
les dio una apresurada disculpa, y casi arrastrando a Anastasia reunió a sus
hijos y se marcharon. Los McKenzie estaban tremendamente avergonzados, pero aún
en contra de lo que se pudiera haber esperado conociéndolo, Giulian trató por
todos los medios de aparentar que nada había sucedido. Aún así, Sam reunió a
los chicos y luego de cortar el pastel, todos decidieron marcharse.
Sam
había soportado estoicamente todo
aquello, pero una vez en su habitación rompió a llorar y Giulian la abrazó con
ternura hasta que se calmó.
-
Siento mucho que esto haya sucedido princesa -- le
dijo
-
Gracias por defenderme
y por tratar de que las cosas no terminaran tan mal.
-
Puedo entender lo que ella está sintiendo, pero en
ningún caso voy a permitir que nadie te insulte en mi presencia --
dijo él dejando claro con ello, que seguía pensando lo mismo con
relación a Kenneth McKenzie.
Por
unos días el desagradable asunto fue olvidado, pero solo hasta que le llegó una
nota a Sam, de parte de los McKenzie, donde Peter y Anne le pedían que fuera a
hablar con ellos. Tuvo la certeza de que querrían disculparse, pero no podía
haber estado más equivocada.
-
Hola cielo --
la saludo Anne -- Ven, Peter está
en la biblioteca.
Peter la
saludó y después de darle un cariñoso abrazo, se trasladaron hacia el salón y
Sam notó la expresión de preocupación de ambos.
-
¿Qué sucede? -- les preguntó
-
Sam queríamos hablar contigo antes de que te enteraras
de otra forma.
-
Anastasia se fue a Rusia con sus padres --
dijo Anne rompiendo a llorar
Sam
sintió que el mundo empezaba a girar a su alrededor. Aquello estaba mal,
decididamente mal.
-
Peter… Anne…--
empezó
-
Sabemos que no es tu culpa Sam, pero conversamos con Kenny
y… -- Peter no sabía cómo continuar.
-
Kenny piensa que sí siente algo por ti, pero tampoco
quería que esto ocurriera, y menos ahora que están esperando otro bebe y Anastasia
no se encuentra bien -- dijo Anne entre sollozos
-
¡Pero esto es un error, un terrible error! Estoy segura de que Kenny
solo está… bueno… no sé, debe estar confundido.
Peter
y Anne se miraron, porque de acuerdo a como habían visto a su hijo, no les
parecía precisamente confundido.
-
Hija, ya nosotros conversamos con él, también insistimos en que detuviera esta locura,
pero él se negó porque cree que cometió un error al casarse con Anastasia.
-
¡Pero es que eso no es posible! --
exclamó Sam desesperada -- Ustedes estaban ahí, todos los vimos el día
de su boda, se veían felices y enamorados.
-
La explicación que él da es que en su empeño por
olvidarse de ti, se convenció de que sí estaba enamorado de Anastasia, y por
último esgrimió el hecho de que ciertamente la belleza y la simpatía de Anastasia
lo atrajeron pero que eso no era amor. En verdad es penoso, porque la que más
insistió en que no se casaran fui yo, pero no me hizo caso --
dijo Anne
Sam se
sentía terriblemente mal con todo aquello, pero no podía hacer nada, y esa
certeza solo la hacía sentirse peor.
-
Sam solo queríamos decírtelo porque conociendo a Giulian
y después de lo que pasó el día del cumpleaños de Brendan, no quisiéramos que
tuvieran un problema por esto. Y ya le advertimos
a Kenny que por muy enamorado que crea estar, no debe acercarse a ti, al menos
no con esa intención -- le dijo Peter, pero Anne que se había calmado
un poco volvió a deshacerse en llanto
-
Anne de veras…
-- comenzó Sam
-
Olvídalo linda, como dijimos sabemos que tú no tienes
la culpa de nada de esto -- y miró a Anne un momento antes de
continuar -- Tanto para Kenny como para nosotros ha sido
muy duro, porque no solo es el hecho de la separación en sí, sino que
lógicamente se llevó a los niños y eso sí lo tiene destrozado.
Al final no sabiendo qué decírseles, suponiendo que
hubiese algo adecuado qué decir en aquel caso,
Sam les agradeció mucho que le hubiesen contado todo aquello, se
despidió y se marchó. Y
aunque los McKenzie le habían repetido una y otra vez que no la consideraban
culpable, ella se iba con el amargo sabor de la culpa lacerándole el corazón.
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