Giulian despertó sobresaltado, se había quedado
dormido en el sillón lo que significaba que Sam no había regresado aún. Todavía
estaba oscuro, miró la hora, las cuatro de la mañana. Se puso de pie y salió,
registró toda la casa y no la halló. ¿Dónde demonios se había metido? Dan le
aseguró que estaba en casa, pero dónde. Volvió a su habitación, tomó la bata de
dormir de ella y aspiró su olor. Contempló la cama, mudo testigo de tantas
noches de pasión, de entrega, de amor. ¿Dónde estás, princesa? Se sentó en un
sillón porque no podía acostarse, no si ella no estaba a su lado. Fue testigo
de un amanecer sin sol, y sintió que llamaban a la puerta. Su corazón se
aceleró, pero luego pensó que era una tontería, ella no haría eso, tenía la
costumbre de irrumpir en las habitaciones sin llamar. Sonrió al recordar eso,
mientras caminaba hacia la puerta.
-
Buenos días --
saludó Dan
Pero al ver que su amigo mostraba todas las señales de
una noche sin sueño, incluidas las mismas ropas, comprendió que su hija seguía
sin aparecer.
-
Date un baño, cámbiate
de ropa y vamos a desayunar -- le dijo
-
¿Dan, te das
cuenta de que no durmió aquí?
-
Ya lo sé,
pero no ganas nada aquí encerrado. En
cualquier momento va a aparecer -- dijo aparentando una calma que comenzaba a
alejarse.
-
¿Crees que
ella…bueno…que piense dejarme?
-
Giulian, como de
costumbre estás diciendo idioteces. Samantha está molesta y con justa razón,
debo añadir. Quizá de ahora en adelante aprendas a saber cuando haces mejor
quedándote callado, y a mantener tus estúpidos celos bajo control.
-
Para ti es muy
fácil, solo eres su padre, pero no tienes ni la más peregrina idea de lo que
siento cada vez que un infeliz de esos la mira, y la certeza de saber lo que
están sintiendo me enferma.
-
¿Cómo puedes
saber lo que están sintiendo?
-
¿Lo ves? Esa es
la diferencia entre tú y yo. Tú la ves como hija, yo la veo como mujer. Y sé lo
que están sintiendo porque yo viví ese infierno.
Dan lo miró y consideró por primera vez, que su amigo
había cometido un terrible error al enamorarse de su hija. Había perdido por completo
la cabeza. La extraña atracción que ejercía su hija sobre los hombres, estaba
matando a Giulian.
-
Hazme caso --
insistió -- date un baño y bajemos a desayunar. Créeme,
si cuando decida aparecer aún está enfadada, será mejor que al menos tengas fuerza
suficiente para enfrentar el vendaval.
Dan se sentó a esperar que estuviera listo para bajar,
de modo que Giulian se sorprendió cuando
salió del baño y Dan aún estaba ahí.
-
No tenías que
esperarme, no soy un crío.
-
A veces me
permito dudarlo.
Antes de bajar pasaron por la habitación de los
gemelos, la de las trillizas y por la de Brendan y Elijah, pero Sam no estaba
en ninguna.
Samantha se había despertado con una extraña sensación
de soledad. Estiró el brazo en forma automática, buscando a Giulian, y entonces
recordó dónde estaba y por qué. Se levantó y miró la hora. Las ocho treinta.
Era sábado, sus padres probablemente estaban en el desayunador. Caminó hasta su
habitación, se asomó con cuidado y se dio cuenta que él no estaba allí. Entró y
se fijó que la cama estaba hecha ¿no había dormido ahí? Se dio una rápida
ducha, se vistió y fue a ver a los niños, jugó un rato con ellos y luego
decidió salir al jardín. Estuvo caminando hasta llegar a la orilla del lago.
Miró hacia la casa y pensó en volver, pero aún no estaba lista. Relajó su mente
y acompasó su respiración.
Después de desayunar, Amy y Elar subieron con los
niños, mientras que Dan, Iván y un muy abatido Giulian se fueron al estudio. El
primero se asomó a la ventana y se quedó paralizado.
-
Giulian…
Por el tono de su voz, él supo de inmediato que se
trataba de Sam. Corrió a la ventana y la vio. Si no hubiera estado tan
aterrado, la visión habría resultado digna de una pintura. Sam llevaba un
vestido blanco que se mecía con el viento, al igual que sus largos cabellos negros,
pero lo más impresionante era que flotaba de forma similar a la vez anterior,
solo que en esta ocasión era a un par de metros por encima del lago, los dos
hombres emprendieron la carrera hacia el jardín trasero, pero Iván les llevaba
ventaja y en esta oportunidad no chocaron con ella, sino que cuando llegaron al
sitio, seguía en la misma posición.
Sam percibió la llegada de ellos, los había visto
venir, pero aún así, se demoró unos cuantos minutos más antes de bajar. Abrió
lentamente los ojos y los miró. Los tres tenían cara de haber sido
petrificados.
-
Buenos días -- los
saludó en forma serena
Ninguno de los tres reaccionaba. Con un ligero
movimiento de su mano, una ráfaga de aire azotó sus rostros.
-
¿Samantha? --
dijo su padre.
-
Ya te he
saludado, pero parecías no escucharme
-- dijo con voz tranquila
-
Samantha
qué… --
comenzó Iván, pero no sabía cómo concluir
-
Como ven estoy
bien, y me gustaría hablar con Giulian.
Iván y Dan asintieron en forma automática pero no se
movían.
-
Papá, Iván por
favor
Hasta entonces Iván comenzó a retroceder y arrastró a
Dan con él. Giulian que aún no salía de su asombro, seguía clavado en el mismo
sitio.
-
¿Dirás algo o
solo te quedarás solo mirándome? -- preguntó con un ligero tono burlón.
Ella sabía que su mente se había quedado paralizada en
la imagen anterior. De modo que decidió irrumpir en ella de forma violenta.
Repasó velozmente los pensamientos que su marido había tenido en las últimas
horas y todos estaban relacionados con su ausencia, y sonrió ligeramente. Desde
que AEGIR dijera lo que dijo, Sam
estaba preocupada. Decidió que ya había visto suficiente, y era hora de hacerlo
reaccionar, de modo que lo hizo del único modo que sabía que lo haría. Se
acercó a él, lo rodeó con sus brazos y lo besó. Y ciertamente reaccionó.
-
Princesa, sé que
soy un redomado imbécil pero por favor no me hagas esto. Casi me vuelvo loco.
-
Demasiado tarde
Cornwall, ya tú estás loco -- dijo y rió, con esa risa cristalina, que se
enroscaba en su cerebro y le hacía perder el norte.
Giulian enredó
los dedos en su cabello y con un suave
roce de los labios le recorrió el rostro como dibujándolo, rozo sus labios sin
llegar al beso, bajó por la marfilina piel de su cuello, despertando con esta
caricia todos sus sentidos. El gemido ahogado de ella, fue la señal para
reclamar la posesión de sus labios, y con ellos todo lo demás. La necesitaba, y
la necesitaba en ese momento. Sin pararse a considerar dónde estaban, deslizó
sus manos por la suave tela y se deshizo de ella, sobre la misma recostó la
espalda de Sam y comenzó el conocido viaje sin retorno a los confines de un
placer, que solo ella le podía brindar.
Mucho después de haber saciado sus ansias, recuperó algo de cordura y
cubriéndola le sugirió regresar a casa.
-
Quiero
preguntarte algo -- le dijo Sam
-- ¿Hay alguna razón por la que
me dejarías alguna vez?
Giulian se detuvo bruscamente y la miró. No lo podía
creer. Esta mujer lo hacía pasar por los más violentos y variados estados de
ánimo a la velocidad de la luz. ¿Qué nueva locura se le había metido en la
cabeza?
-
Princesa --
dijo en un tono de voz que esperaba fuera tranquilo -- podrías decirme
mañana, que has decidido reorganizar a
los Nemhain seguidores de Bastian y militar en sus filas, y aún así no te
dejaría. Si me dijeras que has dejado de quererme, tendrías dos opciones, o me
dejas que igual me quede a tu lado, o me matas. Entiende que para mí la vida
sin ti no tendría ningún sentido.
Sam lo miró y le sonrió con alegría. Pensó que no
tendría que preocuparse, lo que le dijo AEGIR,
nunca ocurriría.
Esa tarde, Sam se reunió con su padre y con Iván y les
contó su experiencia en los dominios de AEGIR.
Ellos se mostraron curiosos en todos los detalles.
-
Samantha, el
entrenamiento que estás recibiendo en el manejo de tus poderes, es sin duda la
preparación para enfrentar algo de mucha importancia. Estoy dividido entre el
orgullo de que seas mi hija, y el temor de que por haber dado vida a lo que
ellos llaman Heredera de Myrddhin, te
haya marcado con un destino que lleve a poner tu vida en peligro.
-
Papá, de ser así
tú no podías saberlo. No te culpes por favor. Y como dice Danny, cuando se
presente lo que sea, le plantaremos cara.
Dan miraba a su hija con desmesurado orgullo. Sin duda
era una Douglas, de los pies a la cabeza. Sam miró a Iván que no había dicho
nada más.
-
¿Y bien?
-
¿Qué más puedo
decir linda? Coincido con Dan, estoy dividido entre el orgullo y la
preocupación, pero también tengo mucha confianza en tus capacidades --
ella le sonrió y él le dio un beso en la frente y luego miró a Dan de
nuevo
-
Papá, en esta
oportunidad conocí a algunas personas
importantes
-
¿A qué te
refieres?
-
A mi abuela Thelo, cuyo nombre en realidad es Gwargedd Annwnk, y a Lorelai, la Ninfa a la que debemos el
color de nuestros ojos -- y los de Dan se abrieron con asombro -- Me dijeron
que siempre habían estado cerca de mí y que siempre estarían
Tanto Dan como Iván estaban impresionados, pero como
Sam en realidad no había hablado mucho más con ellas, no pudo darles más
detalles.
Sam se acostó temprano, sabía que esa noche tendría
lugar su última sesión de entrenamiento. Giulian se acostó un poco más tarde,
ya que se quedó un rato hablando con Dan y con Iván. Abrió los ojos cuando
apareció Liminiades, la siguió y
atravesó el arco.
El paisaje en esta ocasión le parecía opresivo.
Estaban en una especie de cueva iluminada por muchas antorchas.
-
Casi has llegado al final -- dijo el elemental
-- Como ya sabes soy un representante del elemento Fuego, éste está conectado con la mente. Es en este
plano, donde residen los ideales y las ideas del ser individual. Pero también
donde habitan el deseo y la angustia. Para completar tu entrenamiento, tu mente
debe ser puesta a prueba y debes ser capaz de demostrar tu capacidad para no
dejarte arrastrar por la angustia, por el dolor o por el deseo. Debes ser capaz
de poner los ideales por encima de lo anterior.
Sam se sintió inquieta. Ser sometida a enfrentar sus
miedos, de por sí ya generaba angustia.
-
Tendrás que hacer un recorrido. Entrarás en ese
pasillo -- dijo
señalando el espacio frente a sí -- en él,
encontrarás varias puertas, deberás entra por cada una de ellas y
enfrentar lo que allí te espera. Ve.
-
¿Y qué hay allí? --
preguntó Sam alarmada
-
Cosas que son, cosas que pueden ser o cosas que serán
-- dijo en forma enigmática
Y sin decir nada más desapareció. Era la primera vez
que uno de sus entrenadores la dejaba sola, y Sam se sintió desamparada. Pero
haciendo gala de su valor, comenzó a caminar.
Llegó al lugar en donde pudo divisar las puertas, se
detuvo y se preguntó por cual debía entrar. Tendrás
que entrar por todas, no importa por cual empieces. Bien, se dijo la chica, entonces empecemos
por el principio. Y con decisión abrió la primera puerta.
Danny estaba sentado en el piso y lloraba
desconsolado. Sam se alarmó ¿Qué estaba viendo? ¿Era esto real? Se veía, muy real. Se acercó a su hermano y
extendió la mano, esperando contra toda lógica, no poder tocarlo, pero pudo.
-
¿Danny? -- él
la miró y rápidamente se puso de pie y la abrazó.
-
No entiendo cómo
pudo pasar esto Sam -- decía llorando --
Debimos haberlo evitado de alguna manera.
-
¿Evitar qué?
-
Sam, papá y mamá
están muertos.
-
¿Muertos? Claro que no ¿de qué hablas? --
dijo con creciente inquietud
-
Todo por lo que
tuvieron que pasar, y los horrores a los que fueron sometidos, finalmente...
-
Danny
¡Danny! -- le gritó, al ver que se desplomaba de
nuevo --
Lo que dices no es posible. Fueron cuidadosamente evaluados ¿recuerdas?
-
Los experimentos
a los que fueron sometidos, tuvieron un efecto secundario retardado que dañó
sus órganos, y al final sus corazones dejaron de latir.
Sam se desesperó, esto era una especie de pesadilla.
Pero recordó “Cosas que son, cosas que pueden ser o cosas que serán” ¡NO! ¡Esto no! Pero cuando se volvió a mirar
a Danny, vio algo más. Sus padres yacían en una cama evidentemente muertos.
Corrió hacia ellos y lloró. El dolor era casi físico. Lloró con desesperación
hasta que ya no le quedaban lágrimas.
Pero recuperó la cordura. Esto NO estaba pasando. Por lo menos no aún. Si era algo que podía suceder, ella se encargaría de
encontrar un remedio. Decidida caminó hacia su hermano.
-
Danny escúchame,
esto NO está sucediendo --
dijo -- no te lo puedo explicar, pero es así.
Entiende, NO está pasando -- y
cuando terminó la frase, se encontró nuevamente en el pasillo.
Dos figuras observaban en la oscuridad
-
No está preparada para enfrentar el dolor -- dijo una
-
Pero logró superarlo
-- contradijo la otra
-
Sí, pero se tardó demasiado
Sam tuvo un momento de duda, pero avanzó. Antes de
entrar por la otra puerta, se preguntó qué habría allí. El dolor tan grande que
acababa de sentir fue real, no quería sentirlo de nuevo. Sin embargo entró.
Era un lugar muy hermoso, que en nada se parecía a la
austera cueva en donde se encontraba hace un momento. Era una habitación
amueblada con gusto, había flores en los jarrones y fuego en la chimenea. Se
acercaba un hombre, y cuando estuvo bastante cerca, se fijó en que era
extremadamente guapo. Se sorprendió al sentir un intenso deseo de que la tomara
en sus brazos, de besar sus labios, y él pareció interpretar sus deseos porque
la estrechó contra su pecho, y sus
labios ya rozaban los suyos cuando Sam lo empujó violentamente y con decisión y
sin mirar atrás, salió de ese lugar. Eso era ridículo, ella amaba a Giulian
-
No podrás decir lo mismo ahora -- dijo una de las figuras ocultas
-
Su amor es sólido y permanecerá en el tiempo, esto
pudo superarlo mejor.
-
Y extraordinariamente rápido.
Entró por la otra puerta y sintió que las piernas le
fallaban. Dan y Gail yacían en el piso cubiertos de sangre. Corrió hacia ellos.
-
¡Danny! Danny
mírame -- el chico abrió los ojos -- ¿qué sucedió?
-
Nos…atacaron…eran
muchos…Sam…
-
¿Quién hizo
esto? --
dijo sintiendo crecer la ira en su interior
-
Sam…va por
ti…prométeme que te…cuidarás…él busca…venganza
-
Danny no vas a
morir, eso te lo juro. Esto no va a
pasar. – y serenando su espíritu se
levantó
Nuevamente con la convicción de que aquello no podía
ser, ni sería nunca, abandonó la habitación.
-
Mejora -- dijo la
figura
-
Logró vencer la ira ignorando el dolor.
-
Esto será más rápido de lo que creíamos.
-
Veremos.
Pero nada podía haberla preparado para lo que encontró al abrir la otra puerta.
Jared apuntaba a sus hijos con la
Gwialen. Sus pies se negaban a moverse, un amasijo de sentimientos le oprimían
el pecho, pero el instinto se sobrepuso a todo lo demás. Avanzó con un brillo
asesino en sus ojos y levantó sus manos en dirección a un punto del piso,
cercano a donde estaban sus hijos.
-
TERENURI JORN -- e inmediatamente se alzó una pared de piedra
entre los niños y Jared, y seguidamente direccionó sus manos hacia él -- LUFT
Un fuerte remolino envolvió al hombre, lo que Sam
aprovechó para desarmarlo.
-
Eres débil --
dijo Jared con voz venenosa
-- pudiendo matarme no lo
hiciste.
-
Tú eres el débil.
He protegido a mis hijos de ti, y no voy a cargar en mi conciencia con una
muerte innecesaria. Muerto no podrás pagar por lo que has hecho.
-
Si no me matas,
seguiré persiguiéndote hasta que logre acabar contigo.
-
Suerte con
eso --
dijo con desprecio
Tomó a las trillizas en brazos y guió a los varones
hacia afuera. Al salir los niños habían desparecido.
-
No esperaba eso
-- dijo la voz en la oscuridad
-
¿Qué? Que fuera capaz de manejar el miedo a la pérdida
de sus hijos o el manejo de los hechizos.
-
Ambas cosas.
Sam suspiró y se detuvo un momento antes de abrir la otra puerta. Sus emociones habían sido
puestas a prueba y aunque una parte de su cerebro le decía que aquello era solo
eso, una prueba, experimentaba el dolor, la angustia y el miedo de formas muy
reales. Y no dejaba de pensar en lo que había dicho Liminiades. “Cosas que son,
cosas que pueden ser o cosas que serán”. Entró por la otra puerta y otra
emoción violenta la sacudió.
Giulian besaba apasionadamente a otra mujer. Ahora se
mezclaron, la ira, los celos, la humillación y el dolor, en algo peligroso que
amenazaba con estallar en su interior. Aún así logró serenarse.
-
¿Giulian? -- el
aludido se volvió -- Qué…
Él había dejado de besar a la mujer pero seguía
abrazándola, miró a Sam e hizo un gesto de fastidio. Nuevamente la invadió la
ira.
-
No tiene caso
negarlo -- dijo Giulian
-- ya lo has visto. De modo que
todo será más fácil.
-
¿Qué quieres
decir?
-
Que me cansé
Samantha, me cansé de tus niñerías, de tu arrogancia, eres igual a tu padre en
eso, me canse de tus celos…
-
¿Mis celos? --
dijo sintiéndose profundamente humillada
-- El que no paraba de querer
matar a todos a mi alrededor eras tú.
-
Bueno, como
comprenderás no me gusta compartir aquello que es de mi propiedad.
-
¿Tu propiedad? Yo
no soy una cosa -- dijo enfureciéndose nuevamente
-
Debiste escuchar
a tu madre, para mí si lo eres, al igual que todas.
-
Eres un…
Pero las palabras murieron en sus labios, el dolor la
venció y cayó al piso de rodillas con las manos en el rostro tratando de
detener las lágrimas. Esto no podía estar pasando. Él la amaba, ella lo sabía.
Trató de serenarse pero le costaba respirar. No, esto no estaba pasando, pero
no lograba moverse. Esto no está pasando y no va a pasar, se dijo. Y a
continuación se encontró de nuevo en el pasillo.
-
No puede considerarse un completo fracaso, finalmente
lo logró.
-
No, no lo hizo, tuvimos que sacarla, igual que en la
primera puerta.
-
Pero entendió que eso no estaba pasando. Para los
humanos la realidad de la pérdida es muy dolorosa y difícil de manejar
-
Está aferrada a otra energía y eso nubla su
consciencia. Eso puede convertirse en el
arma de su propia destrucción.
-
Es joven aún, aprenderá.
Sam se sentía agotada, aunque no estaba sometida a un
esfuerzo físico. Le habían golpeado los sentimientos por todos los frentes.
Faltó poco para que comenzara a gritar pidiendo salir de allí y no continuar
con aquello. Pero se repuso y abrió la siguiente puerta. Apenas entró, vio a
Mael y éste se volvió caminando hacia ella y tomándola en sus brazos. Ella notó
que había algo extraño en su forma de mirarla, pero nada la habría preparado
para lo que escuchó y sucedió a continuación.
-
Te amo Nena, y
siempre supe que algún día podríamos estar juntos -- y
sin más trámite, descendió hasta unir sus labios a los de ella
La sorpresa había paralizado a Samantha, y aunque
inicialmente había abrazado a Mael como de costumbre, reaccionó y lo apartó
mirándolo casi con horror.
-
¿Qué sucede
Nena? --
preguntó él con evidente asombro
-
¡Mael! -- lo
interrumpió ella, pero no estaba muy segura de cómo continuar --
Lamento mucho todo lo que has tenido que pasar, pero yo amo a Giulian y
esto simplemente… no puede ser -- sin embargo, Mael la miraba con una mezcla de
extrañeza y conmiseración
-
Nena, Giulian
está muerto desde hace mucho -- dijo
para horror de Sam -- No sé qué te ha hecho recordarlo
repentinamente pero a pesar del dolor que eso te produjo en su momento, hemos
sido felices los últimos años.
-
¡No! --
exclamó ella, mientras él intentaba abrazarla de nuevo
-
Ahora eres mi
esposa Nena, y no voy a permitir que un recuerdo…
Sin embargo, Sam ya no lo estaba escuchando, había
cerrado los ojos y pensaba que aquello ni estaba sucediendo, ni sucedería
nunca. Amaba a Mael, pero no de aquella forma. Le dolía que él hubiese sufrido
tanto por ello, pero no había manera de que ella lo quisiese así. Cuando abrió
los ojos de nuevo, estaba fuera de la habitación.
-
La culpa puede ser una carga muy pesada -- dijo una de las figuras
-
Pero nunca la llevará a cometer esa clase de error -- dijo la otra
-
No sería un error tratar se ser feliz
-
En su caso sí lo sería, porque nunca podría
corresponder a esa clase de amor viniendo de otro, y solo agregaría una culpa
aun mayor
Mientras esta conversación tenía lugar entre las
figuras, Sam se secó las lágrimas y sintió de nuevo un enorme dolor en su
corazón por Mael. Sin embargo, se concentró en lo que debía hacer y abrió con
decisión la próxima puerta. Pero en cuanto entró, tuvo una sensación de
vértigo, estaba flotando de forma horizontal sobre… ¿ella misma? Comenzó a
moverse, quería ver de qué se trataba aquello, y súbitamente comprendió. Estaba
contemplando el momento de su muerte.
Danny aferraba su mano y lloraba convulsivamente. Su
madre sujetaba a Danny por los hombros, y lloraba con desconsuelo. Iván, Mael y
Dan lloraban en silencio, y Dan miraba alternativamente a su hija muerta y a
Giulian que se aferraba a su otra mano llorando. Gail estaba arrodillado al
lado de Danny, mientras Diandra y Aderyn estaban paradas detrás de sus esposos
llorando en forma silenciosa. Sam no sentía miedo de su muerte, lo que sentía
era una opresión en el pecho por el profundo dolor de su familia.
-
Dan --
decía Giulian con voz quebrada
-- has sido mi amigo toda la
vida…por favor…yo no puedo soportarlo…ayúdame, no puedo vivir sin ella.
Sam sintió pena. Pero ya se harían a la idea. No
estaba asustada, ni la sacudían las
violentas emociones por las que había estado pasando. A pesar del dolor inicial
por su familia, ahora sentía una gran paz interior. Ahora sabía que no podía
desaparecer, solo cambiaría de estado.
Seguía formando parte del universo porque solo era energía en movimiento. De
modo que salió serenamente de esa habitación.
-
Eso ha sido muy notable -- dijo la voz con satisfacción
-
Por fuerza tengo que estar de acuerdo.
Cuando salió al pasillo notó que ya no estaba sola, Liminiades había regresado.
-
Has completado con éxito la prueba de la última
puerta, mi señora. Solo resta un paso.
-
¿Cuál? --
preguntó
-
El conjuro que va asociado al elemento Fuego y que te
servirá en tu dimensión. Sígueme.
Atravesaron el arco, pero a Sam no le pareció que
hubiesen cambiado de locación, seguían en una cueva.
-
Sé que te sientes cansada, pero este hechizo no te
llevará mucho tiempo ejecutarlo, tienes especial afinidad con este elemento.
Intentarás destruir la pared que ves al frente, con la invocación ILD BRENNE
Sam se preguntó si había escuchado bien ¿Destruir… la
pared? ¿Cómo se destruye una pared tan sólida con fuego?
-
Solo inténtalo.
-
Bien --
dijo Sam
Trató de relajar su mente y serenar su espíritu.
Extendió ambas manos y se concentró en la pared.
-
ILD BRENNE -- sintió un enorme calor
atravesando sus brazos.
El hechizo había dado en el blanco, pero tal y como
Sam había supuesto no sucedió nada.
-
No lo estás haciendo bien. Relaja tu mente
Sam se sintió molesta. Su mente había sido cruelmente
golpeada en las últimas horas. ¿Cómo se suponía que podría relajarla?
-
Tú puedes hacerlo, confía en ti.
Serenó su respiración y vació su mente de cualquier
recuerdo. Consiguió relajarla y cuando se sintió preparada, lo intentó de
nuevo. Concentró sus deseos en desaparecer aquella pared con el hechizo.
-
ILD BRENNE
Esta vez Sam sintió como llamas ardientes en su
interior, que se esparcían por todo su cuerpo hasta finalmente salir expulsadas
con fuerza a través de sus manos. Vio con sorpresa arder la pared, para luego
desaparecer. Liminiades se acercó con una sonrisa.
-
Estas preparada para presentarte ante el señor del
Fuego.
Atravesaron nuevamente el arco. La cueva había
cambiado de aspecto, es decir, seguía siendo una cueva pero de unas dimensiones
extraordinarias. Una gran chimenea al fondo de la sala, ardía con un hermoso y
acogedor fuego. En el centro había una
gran mesa de piedra redonda y muy pulida. Alrededor de ésta se veían cinco
asientos, como los que ya había visto en sus entrevistas con los otros señores
de los elementos, pero en este lugar no había nadie. Miró a Liminiades, pero el elemental solo
guardó un respetuoso silencio. A los pocos minutos Sam miró con asombro como el
fuego que había en la chimenea, salía de ésta y se acercaba a ella.
-
Bienvenida, Heredera de Myrddhin. ¿Sabes quién soy?
Por primera vez la chica no supo qué contestar. ¿Era
una llama gigante la que le estaba hablando? Justamente cuando pensaba que ya
había perdido su capacidad de asombro, pero debía responder algo si no quería parecer
grosera.
-
Sí…eres…eres el
señor del Fuego.
-
Soy LUGH, y sí soy el señor del Fuego. Veo que has
completado con éxito tu entrenamiento, pero aún te falta mucho camino por
recorrer. La mente está en un plano vibratorio inestable, tienes control sobre ella,
pero aún dejas que te perturbe. Ejercita tu mente para mantenerla en calma.
Sam escuchó todo esto con atención, pero tenía la
mitad de su cerebro ocupado analizando el hecho de que de todos los anteriores
señores de los elementos, este era el que menos semejanza tenía con un ser
humano.
-
Estás dejando que algo muy poco importante distraiga
tu mente
-- Sam se sintió avergonzada -- En atención a tu tranquilidad y siendo
necesario que prestes atención, adoptaré una forma que te sea más
aceptable -- dijo LUGH
Y a continuación
para asombro de Sam, adquirió una forma de aspecto más humano, aunque seguía
envuelto en llamas.
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